Piña con Chilito #5 - El Futureo y otros deportes extremos
Existen muchos deportes de alto riesgo que pueden hacerte perder la vida, pero en mi opinión, ninguno tan peligroso como datear en el 2025.
Crecí en una familia semitradicional, en donde, a pesar de los mejores esfuerzos de mis papás por hacerme una mujer que prioriza su independencia sobre todas las cosas, siempre pensé en con quién me iba a casar. No me culpo, la verdad, puesto que —a pesar de todo— en múltiples reuniones la pregunta incómoda de “¿y el novio?” circulaba en las mesas de eventos sociales. Tampoco los culpo; es un tipo de rompehielo que incita a la conversación (de hecho, no sé si preocuparme porque cada vez me lo preguntan menos). Pero, sin querer queriendo, esas preguntas grabaron en mi cabeza la importancia de estar en una relación romántica.
Por eso tampoco me parece raro que, de puberta, fantaseara con mi boda con Robert Pattinson y entrara en una dolorosa depresión cuando me di cuenta de que NO me iba a casar con él. (Muchas felicidades a él y a Suki Waterhouse por su bonita familia). Un patrón que, desafortunadamente, me siguió hasta mis 20s.
Foto de Miguel A Amutio en Unsplash
En la época post-pandemia —donde todos perdimos nuestras habilidades de ligue, fuimos víctimas de las dating apps y, más de una vez, estuvimos tentados a unirnos a running clubs— encontrar a alguien que empate en TODOS los aspectos de la vida parece un deporte de alto rendimiento, con demasiada inversión y poco retorno.
Por lo mismo, no me parece extraño que, cuando llega una persona que podría acomodarse a nuestras vidas, empecemos a imaginar futuros lejanos, reminiscentes a los finales de las películas de Disney. Y esa es la parte más peligrosa. Déjenme contarles que yo no soy un referente en relaciones amorosas, pues en mi breve experiencia —y el camino de relaciones fallidas con algunos hombres que me da pena mencionar— he sido víctima, más de una vez, de ese futuro fallido (gracias a Dios). Y con ese desfile de corazones rotos, lo que más me dolió no fue terminar la relación con ellos, sino aceptar que esa fantasía no se iba a hacer realidad.
Dicen los psicólogos de TikTok que existe un término científico que describe este fenómeno: limerance. Y, según ellos, explica cómo el futureo es una forma de obsesión con tu crush y una de las principales razones por las cuales “no los podemos sacar de la cabeza”. Porque soltar esos montajes cinematográficos mentales siempre deja un vacío, y abre la puerta a preguntas como: “¿de verdad hay algo mal en mí?”. En mi opinión, preguntas mucho más peligrosas que aventarse de un bungee o subirse a una motocicleta.
Foto de Emiliano Vittoriosi en Unsplash
Así que sí, el futureo puede ser una trampa emocional, pero también creo que soñar no está mal. Al final, lo que duele no es imaginar, sino olvidar que hay más guiones por escribir.
Y aun así, seré la primera en alentarlos a seguir buscando.
Como dice esa película que no logro recordar: “El juego del amor es como la lotería. Solo necesitas ganar una vez.”
Su marchante de confianza,
Una Piña (ADM)